viernes, 29 de junio de 2012

CRÓNICA TRI SPRINT POSADAS 23 junio 2012. Por Antonio Reina

En un nuevo alarde de logística familiar situamos este fin de semana como muy interesante para ir a Córdoba. Además de visitar a la familia, que siempre es apetecible, podríamos matar más pájaros con el mismo tiro. Susana y yo podríamos celebrar el sábado nuestro 5º aniversario en el lugar en el que celebramos la boda y yo podría participar en el Triatlón Sprint de Posadas, que en principio estaba planificado para el domingo pero la organización decidió reestructurar los horarios y lo acabó fijando para el sábado a las 18:30.La zona estaba en alerta naranja por altas temperaturas y la predicción no decepcionó.

Susana organizó una reunión familiar en Hornachuelos, el pueblo de su familia paterna y que casualmente alberga el pantano en el que se haría la natación del Triatlón. Afortunadamente, la tensión pre-carrera redujo notablemente mi habitual apetito, así que no me fue demasiado difícil ignorar la morcilla, el chorizo y demás viandas que fueron apareciendo por allí y a las que en condiciones normales hubiera sucumbido. 
A las 16:15 cojo el coche y voy a Posadas a recoger el dorsal y dejar las zapatillas de correr y la gorra en la T2. Cumplido el trámite salgo de nuevo hacia Hornachuelos para dejar la bici, zapatillas, dorsal y casco en la T1. Eran las 16:45 y el termómetro del coche marcaba 44ºC. En los alrededores del pantano me encuentro con Francis Martos y Luis Rovira; siempre da alegría encontrar amigos en estos acontecimientos. Me dirijo de vuelta a casa de los primos de Susana para cambiarme, coger el agua que tenía en el frigorífico y ultimar los preparativos y poco antes de las 18:00 me entran las prisas y me tiene que acercar mi cuñado Raúl en coche al pantano.
Mientras me pongo el neopreno escucho por megafonía que su utilización es "opcional pero altamente recomendable por la baja temperatura del agua". El contraste es curioso, 40ºC a la sombra fuera y 16-17ºC en el agua. La verdad es que la sensación es agradable a la primera zambullida, pero después de un rato se empieza a notar el frío. Me salgo para pasar el  control y veo a Susana, Raúl y mi sobrina Mercedes, que desfían las inclemencias del tiempo para ver la salida. Su presencia allí me anima, ya que hasta ese momento estaba un poco "pasota", quizás por el calor que hacía. 



Tras el control de salida nos hacen nadar unos 100 m hasta una línea imaginaria entre 2 boyas, pero el personal tiene poca imaginación y se va adelantando unos metros ante el enfado de uno de los jueces. Al final, dejándonos por imposibles, dan la salida por sorpresa y a nadar se ha dicho. El circuito era una especie de U invertida en el que había que dejar las boyas a la izquierda. Yo me había colocado por la izquierda en la salida, fuera del mogollón y pude nadar muy cómodo hasta la primera boya, donde se forma un buen tapón. Afrontamos el tramo corto hasta la segunda boya tratando de encontrar sitio y ya después me veo tras un grupito que iba a un ritmo parecido al mío. Es cierto que el sol impedía ver con claridad el final, pero el rodeo que dimos en el último tramo fue excesivo. Salgo del agua sin saber cuántos metros de más habría hecho, pero veo que quedan muchas bicis. Parcial 62 general de los 224 que tomaron la salida, con un tiempo de 11'37'', que no está mal en caso de que la medición fuera correcta.




Transición ni rápida ni muy lenta, cojo la bici y veo que Susana y Raúl siguen allí, me animan y me vuelve a dar subidón, que aprovecho para empezar a tope este tramo. Como de costumbre, me dura poco la alegría ya que no puedo mantener ese ritmo durante mucho tiempo, me adelantan 3 triatletas que van muy fuertes y 1 km más tarde cojo a uno de ellos que ya había petado. Hace un calor de ese que te cae a plomo en la cabeza y empiezo a beber con mucha sed, lo que me hace pensar que tendría que haberme hidratado mucho mejor en las horas previas a la carrera. Demasiado tarde. En el km 5 me pilla un grupo de unos 12-15 triatletas que viene a buen ritmo, así que me engancho a ellos y aprovecho para recuperar un poco. Se rueda rápido, al menos a mí me lo parece, sobre todo teniendo en cuenta que el recorrido de bici tiene unos 70m de desnivel negativo. Me salgo de la estela un par de veces para pasar adelante y colaborar en lo que pueda, pero es inviable. Vamos en muchos tramos por encima de 40 km/h y no doy para tanto. No es para estar orgulloso, pero tengo que conformarme con mantenerme a cola de grupo. Además, ya voy con la boca seca y empiezo a temerme que la carrera a pie se me va a hacer larga. A estas velocidades y con estos temores rondando mi cabeza llegamos a Posadas, me desabrocho las zapatillas, apuro las últimas gotas de líquido que me quedaban en los bidones y me bajo de la bici sin problemas para enfilar el largo pasillo de boxes. Por esquivar a una triatleta que se desvió un poco me aparto a la derecha con la mala suerte de que engancho ligeramente 2 bicis que había ya colgadas y caen al suelo. Me paro, apoyo mi bici y retrocedo para colocar las bicis como estaban, tras lo cual sigo mi camino. Teniendo en cuenta este contratiempo y los largos pasillos de boxes, mi cuenta km marcó 37,7 km/h de media. Para la organización cuenta un tiempo de 32'50'' para 19 km, a una media de 34,5 km/h y parcial 106 de la general. Me sigue alucinando el nivel de bici que hay en los triatlones.

Hago una transición aceptable y salgo a correr, comprobando desde el minuto cero que se avecinan veintipico minutos de sufrimiento. El calor sigue siendo abrasador, tengo mucha sed y las piernas no van muy allá. Hay que dar 2 vueltas a un circuito de 2,7 km más o menos llano pero con algunas ligeras pendientes. Inmediatamente llega el primer punto de esponjas, cojo 2 y me escurro una por la cabeza y otra por la boca para refrescarme. En el km 1 está el primer y único avituallamiento de agua, un poco escaso para las condiciones extremas en las que se desarrolló la prueba. Cojo 2 botellas, de la primera me bebo la mitad y me echo la otra mitad por la cabeza y me guardo la segunda para el camino. El flato me va amenazando pero lo llevo más o menos controlado. Me voy premiando con un sorbo de agua cada 2-3 minutos, que me alivia durante unos segundos pero la sequedad vuelve justo después. Se me llega a pasar por la cabeza andar un poco, pero rápidamente mi mente se niega a esa opción. Me acuerdo del calvario de Paco en Almería y pienso que no tengo derecho a pararme. Al principio de la segunda vuelta me cruzo con Luis Rovira, que llevaba buen ritmo. Voy doblando triatletas que van muy justos. Vuelvo a coger agua y adelanto y animo a Francis Martos. Conforme se va acercando la meta voy encontrándome algo mejor, pero la verdad es que toda la carrera a pie fue una lucha de supervivencia más que una batalla contra el crono. 

  
Llego a meta con lo justo en 25'51'' para 5,4 km, a 4'47''/km. Mal tiempo, pero no había para más. De todas formas, al ver que hago el parcial 99 de 208 finalizados en total pienso que el calor pasó factura a casi todo el mundo.
Al final, considerando categoría masculina, puesto 85 de 181 finalizados (89 de 208 en la general) con 1h10'17''. Satisfecho por haber sido capaz nuevamente de sacar todo lo que tenía y por rentabilizar al máximo el escaso entrenamiento que puedo hacer.
Gran avituallamiento en meta, donde doy buena cuenta de un par de trozos de sandía, otro de melón, 2 botellas de agua, una cocacola y un par de vasos de un brebaje recuperador de Infisport. Aún así, y perdón por el dato escatológico, no hice pis hasta por la noche. Mi cuerpo lo necesitaba todo.
Buen triatlón, muy bien organizado, magníficos voluntarios que fueron repartiendo el material de natación de cada triatleta junto a su bici y buen ambiente tanto en el pantano como en Posadas. Especial agradecimiento al vecino que sacó la manguera de su patio para refrescarnos al paso por su puerta.

Impresionantes los/las triatletas que repitieron a la mañana siguiente en el I Desafío Calima (2,2/80/22). Juan Salvador Díaz hizo 3º el sábado en el Sprint y 1º el domingo en el largo y, sobre todo, María Pujol y Elena Aguilar, 1ª y 2ª respectivamente en ambas pruebas.  

Tras echar un rato con Luis Rovira, que está que se sale en la lucha por el circuito andaluz de su categoría, y un poco menos con Francis (por cierto, Francis, gracias por las fotos!), desmontaje de chiringuito y me reúno con Susana y Raúl, que ya estaban por allí. Camino de vuelta a Córdoba escuchando el partido de España y todavía con 36ºC a las 21:00.

Como colofón a un gran día, magnífica cena con Susana (y Sara en su carrito) en Bodegas Campos, lugar en el que 5 años atrás pasamos probablemente el mejor día de nuestra vida

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