Este inicio de nuestra 3ª temporada triatlética ha sido un poco diferente a lo que habíamos pensado. Teníamos en el punto de mira el Tri MD de Marbella previsto para finales de abril, pero su cancelación hizo que finalmente optáramos por Fuenteálamo para abrir el baile, aunque a Paco Granero le surgió la posibilidad de ir a Elche y la aprovechó con una gran actuación.
Por mi parte, además, pese a haber sido uno de los afortunados que consiguieron plaza para Ronda en la modalidad de Duatlón, tuve que renunciar porque no llevaba el entrenamiento necesario para hacer un papel como el que me había propuesto. Buscando alternativas para quitarnos la espina en el mes de mayo surgió este Triatlón Bahía de Portmán, que algunos amigos hicieron el año pasado.
A mí me resultó muy atractivo desde el principio por varias razones: cerca de casa (ida y vuelta en la mañana), más distancias que un Sprint al uso (1-30-6) y un perfil de ciclismo bastante duro. Finalmente el principal atractivo fue poder disfrutar de él con 3 amigos de CGM, Paco Granero, Pepe Casas y José Antonio.
El despertador sonó a las 5:30, como si fuéramos a hacer un Ironman, jeje. Desayuno continental, últimos preparativos y a las 6:30 ya estábamos metiendo las bicis en la furgo de Pepe, vehículo oficial del equipo.
Tras 2h que pasaron volando llegamos a Portmán gracias al GPS de Paco. Los últimos km coinciden con el tramo de bici y pudimos hacernos una idea de lo que nos esperaba: un circuito muy duro en un paraje curioso, rodeado de canteras y minas. El día estaba nublado y fresco, amenazaba lluvia, que en caso de aparecer podría hacer muy peligrosos los descensos.
Aparcamos, tomamos un café como excusa para que algunos pudieran “pasar por boxes” y nos vamos a por el dorsal, donde vemos al resto de la expedición almeriense, Juan Torres, David Zamora, Elia, Rubén, Sebas y Ester. La entrega del dorsal es eficiente y vamos con tiempo, así que decidimos hacer el control de material y volver a la furgo a por el neopreno y aperos de nadar.
Al final no sé cómo nos las apañamos pero nos vemos corriendo hacia la playa con el tiempo justo. Dejamos en los mini boxes las zapatillas que utilizaríamos para recorrer los 500m que separaban la playa de la T1 y vamos a probar el agua. José Antonio va sin neopreno, pero el agua solamente fresquita, a 19ºC.
Se da la salida femenina, con apenas 14 participantes y nos preparamos para la nuestra, que sería 5’ después. Tras el descalabro acuático de Fuenteálamo, donde me coloqué en el centro y tropecé en la orilla, decido escorarme a la izquierda. Se da la salida y comienzo a buscar mi ritmo tranquilamente, sin golpes y sin agobios. La primera boya llega sin problemas, la dejamos a la izquierda y comienza el tramo más complicado, en paralelo a la línea de costa y con corriente en contra, además de unas pequeñas olas que incomodaban un poco. La visibilidad no era buena, al menos para mí, y la corriente arrastraba un poco hacia la costa, así que creo que muchos hicimos más metros de los necesarios en este tramo (1200 según el Garmin de Rubén, creo recordar). Dejamos la segunda boya también a la izquierda y enfilamos la parte final, donde aprieto un poco en la medida de mis posibilidades. Salgo del agua con mejores sensaciones que en Fuenteálamo (al menos he nadado tranquilo, a mi aire) y paso por la alfombra en 19’24’’, parcial 45 de los 153 finalizados masculinos.
Me calzo las zapatillas y echo a correr hacia la T1 mientras trato de ir sacando los brazos del neopreno con relativo éxito. Llego frente a mi bici y completo la operación con gran lentitud, más de 5’ en total.
Al contrario que en salidas de bici de fin de semana, donde me cuesta horrores entrar en ritmo, en estos 2 últimos triatlones que he hecho, quizás por su perfil de montaña, me ha resultado relativamente fácil encontrar en un ritmo “alegre” y llevadero. Estos perfiles ponen a cada uno en su sitio y coger ruedas no es tan sencillo ni tan aconsejable. El circuito consistía en 2 vueltas de unos 15 km con ida y vuelta: principalmente subida a la ida y bajada a la vuelta. Como suele ocurrir, sufro una hemorragia de posiciones durante todo el tramo ciclista, viendo cómo me iban adelantando auténticos aviones, algunos subiendo a plato. No me importaba lo más mínimo, yo iba a lo mío. Justo antes de la bajadita que llevaba al punto de giro viene el repecho más duro y ahí las piernas sí se quejan de lo lindo. A la vuelta me cruzo con Paco y veo que Pepe viene sólo unos metros por detrás, con lo que estoy seguro de que se acabarán juntando. Ambos han mejorado en el agua y Pepe ha vuelto por sus fueros en la bici, lo cual iguala mucho las cosas.
En la segunda vuelta veo que ya van juntos, pero la sorpresa es que les he sacado más distancia, lo que me indica que estoy haciendo buena bici. Por otra parte, veía que Sebas Argüello se iba acercando rápidamente; pienso que quizás podría ser un buen aliado, pero la verdad es que una vez me alcanzó no pude seguir su ritmo mucho rato. Me concentré en mis sensaciones, controlar el sufrimiento y en hacer una última bajada a Portmán que me permitiera recuperar algo las piernas de cara a la carrera a pie. Afortunadamente nos respetó la meteorología y apenas cayeron un par de gotas que no afectaron para nada. Me bajo de la bici en 1h06’41’’, parcial 92 de 153 y 27km/h de media en un recorrido en el que sólo 29 triatletas superaron los 30km/h. Lo que puede parecer un parcial mediocre, para mí fue una gratísima sorpresa, sobre todo teniendo en cuenta los poquísimos km de bici que llevo este año.
Segunda transición correcta pero sin prisas y empiezo a correr por el camino que habíamos seguido para subir de la playa a la T1. Tiene algunas piedras pero no muchas, así que por un momento pienso que tendría que haber elegido las Skechers, que tan buenos resultados ,me han dado en los 2 usos que tienen, en lugar de las Glycerin. Tras llegar a la playa se enfila otro camino que lleva hasta el núcleo urbano de Portmán, por donde transcurre el resto del recorrido de casi 3km al que había que dar 2 vueltas. Llevo un buen ritmo que creo que podría mantener bastante rato, pero no quiero apretar más porque llevo un atisbo de flato amenazando.
Al final disfruto mucho el recorrido, bonito por lo variado y por el entorno y entro en meta con el parcial 89 (de 153) de carrera a pie en 24’30’’, según la clasificación a un ritmo de 4’05’’/km, aunque seguro que fue algo más lento. Finalmente termino en mitad de la tabla, puesto 79 de la general en un triatlón con mucho nivel, aunque esto es lo de menos. Lo más importante para mí es que mi cuerpo responde cuando llevo un dorsal puesto pese a la escasez e irregularidad de entrenamientos que llevo. De hecho, no creo que se pueda llamar entrenamiento, simplemente voy a nadar, cojo la bici o salgo a correr cuando puedo, gracias a Susana, que se queda sola ante el peligro (en forma de niñas de 3 y 1 año)
En cuanto a mis amigos, Pepe Casas y Paco Granero dieron el toque "arcoiris" entrando de la mano en meta tras hacer buena parte de la bici y toda la carrera a pie juntos. El meritazo fue de José Antonio, que completó con solvencia un triatlón tan exigente aún saliendo de una lesión y tras un perído de poca actividad.
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